Hermanas

by lourdeschamorrocesar

Peleábamos día y noche
y  mechas de cabello
entre los dedos quedaban
cuando de tirones nos dábamos
hasta hacernos llorar.

Y al ser yo  menos delgada
sus camisas estiraba
y ella me arañaba
y yo la pellizcaba
y entonces la Mimi
mandaba a la Teresa
a llamar al Padre Morales
Para que Agua Bendita nos echara
pues según los parámetros
de la disciplina educada
estábamos quizás endiabladas.

Dicen los recuerdos
que en sus manos casi muero
aquel día que el anillo
de mi amado escondió
por venganza y castigo
de su blusa arruinada
y al saberme ofendida
y ultrajada
como una fiera enjaulada
contra ella me lancé
con las claras intenciones
de arrebatarle el tesoro
y ella más veloz y avispada
una percha de madera
en mi garganta cruzó
y entre pared y percha
sucumbieron mis pulmones
y al yacer yo desmayada
ella, asustada
el anillo devolvió.

Y de repente crecimos
y dejamos de ser niñas
y nos casamos
y vinieron los hijos
y el amor y la distancia
y la vida
a apreciar nos enseñó
todo aquello que es valioso
aún los tristes recuerdos
porque es gran dicha en este mundo
el compartir con la hermana
aún recuerdos viejos
de viejos pleitos sufridos
y que a la memoria llegan
cuando hoy
volvemos a vivir
con una copa de vino
y a la lumbre de una vela.

Pellizcos y arañazos
que ahora son caricias
que traen suave brisa
de aquellos tiempos idos
que secan nuestras lágrimas
que nos acercan las almas
que nos pintan sonrisas
y nos besan y abrazan…

Lourdes Chamorro César.
Nicaragua, 8 de agosto del 2011.