Agradecimiento de presentación en Miami

Cuando me propusieron que publicara en un libro mis poemas, lo pensé por un buen tiempo…no me decidía…era como arrancarme un pedazo de alma…sería como desprenderme finalmente de aquella “brasa” que había llevado en mi pecho desde mi infancia…desde que descubrí la literatura y desde que la literatura me descubrió a mi en mi propia esencia, en mi propio mundo, en mi interior. Esa “brasa en el pecho”, como apuntó Julio Valle Castillo, en la presentación de mi poemario hace ya dos meses, en el Instituto Nicaraguense de Cultura hispánica (INCH), citando a nuestro incomparable Rubén Darío.

 Finalmente me convencieron de publicar y he aquí donde caben mis palabras de agradecimiento a quienes casi casi a empujones, me han hecho llegar hasta aquí, frente a ustedes esta tarde, en esta prestigiosa galería.

 Agradezco al Dr. Aaron Tuckler, que al leer el poemario, no dudó en extenderme la invitación para venir con mi libro hasta aquí, frente a ustedes, que son verdaderamente el propósito de esta mi publicación. Sus palabras, me hacen recordar a Roberto Fontanarrosa, cuando en una entrevista le preguntaron que para quién escribía y respondió: “Es obvio. Uno prefiere que guste el trabajo, pero eso de escribir para los escritores, yo no le encuentro la gracia. La cosa son los lectores”.  Muchas gracias Dr. Tuckler.

A César Lacayo (CEPI), que aún sin conocernos en persona, ya nos conocíamos desde hace mucho tiempo, a través de nuestras plumas literarias. Al menos yo, ya te conocía, César. Muchas gracias.

Agradezco a René González Mejía (INCH), que acogió con entusiasmo mi deseo de presentar por primera vez mi poemario “Con mis pies descalzos” en el INCH, lo cual, me ha abierto las puertas para atravezar la frontera y hacer posible este encuentro con ustedes. Y miren, aquí está junto a mi, disfrutando y apadrinando este momento tan especial y valioso en mi circunstancia. Gracias amigo, por creer en mi y por acompañarme en estos momentos.  No puedo dejar de agradecer a Mirma Valverde, extraordinaria dama, entregada de lleno a promover el arte nicaraguense. Parte integral del INCH. Sus desvelos y dedicación, son como pétalos de rosa en los caminos a veces desconocidos de quienes por primera vez, nos atrevemos a publicar.

A Ramiro y Patricia Ortiz, por su generosidad al ofrecerme este prestigioso recinto, donde hoy nos congregamos para celebrar el arte…arte en distintas formas, pero en un solo corazón. A Silvia y Alejandro Ortiz, aquí con nosotros, por hacerme sentir en mi propia casa. Al personal de la Galería, mil gracias por su paciencia y dedicación. Ramiro y Patricia, gracias no solo por abrir sus puertas para la presentación del poemario, sino por todos los detalles que acompañan este evento. No tengo ya palabras en mi vocabulario para agradecer tanta bondad y tanto cariño, mas la gratitud que ha brotado en mi pecho, me acompañará siempre…

 A Julio y Amanda, mi agradecimiento infinito, porque con gran cariño me han hecho sentir su apoyo incondicional, y hasta han aguantado la invasión masiva de mis libros, que en varias ocasiones, han ocupado de seguro, muchos rincones de su bendecido hogar…

 A Max Lacayo, mi buen amigo, escritor y artista polifacético…ya hemos visto y disfrutado del excelente video creado por él y escuchado de su propia voz el prólogo que escribió para “Con mis pies descalzos”…cuando me decidí a recibir opiniones y críticas, fue al primero que le mandé mi selección de poemas y en este punto, estoy segura que se preguntarán ¿Por qué? Pués porque me sentí cómoda ya que un año antes, en el INCH, había tenido yo el privilegio de aceptar presentar su libro “Tinta Invisible” y fue ese gesto mío, el que me motivó a mandarle mis poemas…

Con temor e inseguridad, esperé unos días…nada, silencio…bueno, me dije, era de esperar, no son muy buenos…varios días después, recibí un correo con los poemas ya colocados en un formato de libro y ofeciéndome escribir el prólogo…ya no había retroceso…Gracias Max.

A Julio Valle Castillo a quién también le hice llegar mis poemas para escuchar su valiosa opinión. Ya en formato y con el prólogo incluído, se los hice llegar. Y aquí les confieso que seguía un poco insegura y temerosa (todavía lo estoy, creo que siempre lo estaré)…estaba temerosa del estruendo de algún silencio de su parte o de alguna crítica severa con referencia a no publicar…pero era el momento bajo el sol, de saberlo…cual fue mi sorpresa, que inmediatamente me llama, diciéndome que cómo no había publicado antes, que era una gran responsabilidad mía hacerlo y bueno…no podía creer lo que me decía…de pronto me pregunta que quién me va a presentar en el INCH. Le respondo que todavía no tengo quién me presente, que no sabría a quién pedirle…que no había pensado en ese detalle…y me dice: ¿por qué no me lo has pedido a mí? Y yo, sin saber si reir o detener la emoción, le respondo: ¿Por qué no me lo has preguntado vos? Y así fue cómo me seguían empujando…gracias Julio por ese tremendo empujón…

Mi agradecimiento especial a Cristiana Chamorro, por acompañarme en la contraportada con sinceras y muy sentidas palabras…enriquecen el contenido del libro y es que no puede ser de otra manera, ya que vienen de un alma culta y sensible.

 Al Dr. Emilio Alvarez Montalván, que con gran espontaneidad, me ofreció su opinión después de leer el poemario y yo, sin titubear, le pedí si podía acompañarme en la contraportada, junto a Cristiana y Julio Valle Castillo…¡Qué privilegiada me siento!

A Enrique, mi amado esposo, que me ha acompañado a volar, aunque no comprenda a veces las volteretas de mis alas…ese es el verdadero amor ¿verdad? Amar sin comprender, solamente amar incondicionalmente…

 A mis hijos, que siendo quizás los críticos más críticos, se han sumergido muchas veces en mis versos, hasta que me regalaron una página web, que me obligó a ordenar bastante de lo que hasta ahora he escrito…

 A ustedes, queridos amigos, que no han dudado un instante para venir a acompañarme esta noche. Noche hermosa e inolvidable, donde ante ustedes, me desprendo hoy de lo que por años he llevado por dentro, muy adentro de mi, que por egoísmo o por indecisión, creí que era solo mío…ahora es de ustedes y espero se encuentren en algún poema…porque como dice Jean Rostand, “al escribir una frase, no sabríamos preveer, lo que más tarde encontraríamos de ella al releerla”. Y así es que a mí me encanta escuchar de otras voces mis propios versos, porque siempre me hacen descubrir algo nuevo en ellos…Que valga entonces, el haberme arrancado esa brasa que por años, ha ardido solitaria en mi pecho.

 Antes de terminar, quiero contarles algo más…una reflexión que me hace creer en los ángeles de Dios, porque ustedes han sido ángeles en esta circunstancia, aunque no lo hayan sabido, aunque les parezca extraño. Han suavizado los senderos que a Enrique y a mi, nos ha tocado recorrer antes de llegar a Miami, antes de llegar ante ustedes y aquí resumo cada trecho recorrido y este momento, que traspasa los límites de lo soñado por mi. Esta reflexión la escribí en una servilleta de American Airlines, pensando ya en cómo agradecerles:

 “No hay dolor más grande, que el dolor de un hijo…tampoco hay mayor felicidad, que la felicidad de un hijo….y no hay quién nos pueda arrancar del alma, la satisfacción de poseer algo propio, único en su universalidad y tener la oportunidad de entregarlo, de compartirlo y que la hacerlo, quién lo recibe, al encontrarse en ello, lo haga propio”…

 Los invito entonces a leer algún poema, porque quiero tener la oportunidad de volver a hacerlo mío…

Gracias…

Lourdes Chamorro César.

Miami, julio de 2013