Sin dedicatoria, solamente porque si

No me cabe su recuerdo en mi memoria.
Lo destierro y es más fuerte su retorno.
Disimulo y me engaño que no pienso
y al pensar que ya no pienso,
aparece más brillante.
Y en mi cuello,
su aliento,
candente arde.

Hoy lo he sacado para ondearlo al viento.
Y aunque la fina cuerda que su vuelo ciñe
en silencioso acuerdo el viento rompe,
insistente y poderoso,
el recuerdo de un instante,
caprichoso,
como hiedra que se aferra al pecho,
inalterable brota.

Ah, tu recuerdo,
aunque no cabe en mi memoria,
rebelde, imperturbable,
infinito trozo de mí,
en mí, reposa.

Lourdes Chamorro César
Granada de Nicaragua, escrito hace ya muchas primaveras.