LourdesChamorroCésar

La colección de escritos de Lourdes Chamorro César

El fotógtafo y el ángel

Vistiendo la mejor de sus sonrisas,
tostada por el sol de los caminos
llegó la niña curiosa, sin prisas,
dejando huellas, cambiando el destino.

Un ojo experto capturó sus ojos,
un click extraño atrapó su arete,
una sonrisa le robó la suya,
así el artista la plasmó por siempre.

Era de tarde ¿Sabes su nombre?
Mabel se llama, dice el artista.
Es bella, brilla, ella no es pobre.
Es de mi pueblo, dulce y arisca.

¡Sus ojos miel, su piel de cobre!
Hacen del ángel, pureza rica.

Lourdes Chamorro César.

Nicaragua, 10 de abril de 2010

Desmintiendo algunos medios de comunicación.

La verdad sobre el suplente de la Diputación del Ex-Presidente de Nicaragua, Enrique Bolaños Geyer. Me veo obligada una vez mas, a compartir con Ustedes la verdad. La he recogido esta mañana, como una fruta fresca que se corta de su rama y la quiero compartir, a quienes también les gusta disfrutar de esa fruta fresca, cortada por mi mano de su propia rama, sin intermediarios, ni díceres que dicen.

Hay muchos medios de comunicación, como personas de mala voluntad que su trabajo principal es desacreditar, que andan divulgando calumnias o verdades distorsionadas, sobre una noticia que Don Enrique Bolaños, el Expresidente de Nicaragua, acreditó a Alfredo Gómez Urcuyo, para que fuera su suplente en la Asamblea Nacional. Desde aquí, desde el principio de mi nota, les aclaro que solamente el Consejo Supremo Electoral, es el que tiene la potestad de acreditar.

Y así es el resumen de la verdad:

José Rizo y Alfredo Gómez Urcuyo,ambos ex-Vice Presidentes (ya que Rizo renunció y Alfredo Gómez terminó el período), reclamaban cada uno desde su plataforma el derecho a ser suplentes de Don Enrique. Don Enrique desde el principio sostuvo con firmeza que él no creía en Diputaciones regaladas y que además, se dedicaría a sus asuntos personales, (como es la Biblioteca Virtual Enrique Bolaños Geyer, que muy pronto podremos disfrutar). Don Enrique es de la creencia que hay que apartarse luego de haber cumplido el período, para darle paso a nuevos líderes. (Ver cdocumentos abajo).

Jamás, en los tres años y medio de este gobierno, se había resuelto quién de los dos ex-Vicepresidentes, sería el suplente de Don Enrique, por lo tanto, Don Enrique solamente verbalmente, había manifestado su posición.

Hace unos días La Corte suprema de Justicia, interpreta que es Alfredo Gómez Urcuyo quién ocupará el asiento de DOn Enrique en la Asamblea Nacional. (ver documentos abajo).

El Consejo Supremo Electoral, basado en el fallo de la Corte Suprema de Justicia (que dicho sea de paso es Sandinista), certifica que Alfredo Gómez Urcuyo es el suplente (20 de mayo de 2010). (Ver documentos abajo).

Entonces, el Consejo Supremo Electoral, envía una cartaaa la Asamblea Nacional, diciendo que Alfredo Gómez Urcuyo es el acreditado suplente.(Ver documentos abajo)

Luego, la Asamblea Nacinal, le manda a preguntar a Don Enrique, si piensa o no asistir a las sesiones de la Asamblea Nacional. (Ver documentos abajo).

El 25 de mayo, Don Enrique les vuelve a reiterar que nunca ha asistido en esos tres años y medio, y que jamás piensa asistir. Le manda a la Asamblea Nacional una carta, reiterando que no piensa asistir, con una copia (ver abajo), del único cheque emitido en su nombre como pago de su diputación, QUE JAMAS Don Enrique cobró. Anuló el cheque y se los devolvió, como prueba eE su firmeza en sus VALORES. Como dije anteriormente, Don Enrique no cree en esa diputación y prefiere dedicarse el resto de los años que Dios le conceda, a dejarnos un legado valioso, como es el de una Biblioteca Virtual.

Antes Don Enrique no había dicho por escrito que no asistiría, porque nadie había sido acreditado, por lo tanto no se lo habían pedido. Ahora que Alfredo Gómez ha sido acreditado, es la Asamblea Nacional que le pide que aclare si va a asistir o no. (Ver documentos abajo).

Para terminar, les recuerdo algo: En las elecciones, el FSLN ganó 38 diputaciones. Entre el PLC y Eduardo Montealegre, ganaron 53. Ahí tenemos las 91 diputaciones. Para hacer mayoría, se necesitan 47 votos. Hay los 47 votos entre Alemán y Eduardo, pero por tantas divisiones, pleitos y la insistencia de Alemán de no darle lugar a nuevos líderes, no los aprovechan, porque no les importa el pueblo, no les importa Nicaragua. ¿Por qué teniendo 53 diputados entre los dos (entre Alemán y Eduardo), nunca se ponen de acuerdo? Hago esta reseña, para decirles de esta manera otra verdad, que es la de desmentir a aquellos que dicen que Enrique Bolaños nunca dió aquel voto 47 que tanto necesita la oposición. Otra mentira, pues tienen entre ellos, mas de 47.

Abajo les adjunto los documentos a que hago referencia en mi nota, que son una prueba que los medios de comunicación y las personas que andan regando la noticia distorsionada y con mala intención, deberían de tener para hablar con la verdad en la mano. Si yo los conseguí de Don Enrique, todos pueden conseguirlos. A los difamadores y cobardes, que andan mandando mensajes anónimos amenazando y ultrajando el nombre de Don Enrique, les pido que se quiten la careta y que por favor, nos pregunten directamente lo que necesitan saber, porque la verdad está en la mesa para los que quieran verla y una mentira jamás nadie nos la hará decir.

Gracias por su atención y cualquier pregunta, estoy a sus órdenes, porque auque no soy muy ducha en política, sí soy ducha en la verdad.

 

Lourdes Chamorro César.

 

27 de mayo de 2010.

 

 

Resolución del Consejo Supremo Electoral, sobre la diputación de Alfredo Gómez Urcuyo. Ver fecha.Carta del CSE, acreditando a Alfredo Gómez Urcuyo, después de tres años y medio de pugnas.Carta de la Asamblea Nacional a EBG.Carta de EBG a la Asamblea Nacional. Don enrique no puede acreditar a nadie, solamente el CSj, puede acreditar. En este caso, por haber dos Vice-presidentes, la Corte Suprema de Justicia interpetó que es Alfredo Gómez Urcuyo el suplente de Don Enrique y el CSE, así lo acredita. Ustedes juzguen pues.

Abu Dhabi y la lámpara mágica

«¿Cuentos quieres, niña bella? Tengo muchos que contar». (La cabeza del Rawi). —Rubén Darío—

Traigo cuentos, traigo historias
salpicadas de sal, de arena
y de glorias.

Un caracol y una concha,
de las dunas su calor,
un perfume sin igual,
dátiles y negra abaya
y un trozo del azul
de las noches de Arabia
que su luna me ha prestado
para poderles contar.

Era un lugar yermo,
pobre y olvidado,
donde con seis camellos
los beduinos viajaban,
tomando turno en sus lomos,
atravesando desiertos
en busca de ese sueño,
para un día escribir
una mágica y digna historia.

Cien palmeras rodeaban la tribu.
De piel de camellos,
o pelos de cabra,
sus casas forradas.
Esposas y niños
en larga espera sufriendo,
mientras ellos
en la mar o el desierto
morían,
en busca de perlas,
de granos y agua.

Era un día nublado y frío,
cosa rara por aquellos lados
y como siempre
algunos hombres valientes,
con la aurora al mar se adentraron
a buscar esas perlas de oriente,
y poder mercadear
negras telas, los granos, las frutas
y un poco de bisutería
a través del Medio Oriente.

Muchas lunas y estrellas pasaron,
tormentas y candentes soles,
oraciones al cielo quedaron
en la arena y el agua embargadas.

Esta vez, los valientes no regresaron.
Dice, de entonces, la historia,
que el Golfo de Arabia cobraba
con vidas,
las Perlas de Bahréin
que bien los hindúes lucían.

Fue así que Zayed, hombre fuerte,
jefe,
padre y esposo,
dijo: ¡NO!
No más vidas
no más trueques.
Dame Alláh, un poco de suerte
y alivio para esta mi gente.

Otras lunas pasaron de largo
y los soles secaban el llanto.
Los camellos seguían llevando
siempre en turnos y cansados,
pocas perlas, poco canto
a través de los desiertos
a beduinos arropados y descalzos.

Era un día que este hombre,
dicen los cuentos de antaño,
bajo lumbre de tímida luna
sintió el roce de un metal extraño,
cuando bajo una palmera
aquella noche,
—como cada noche—
se postró a orar y a bordar
la visión de su propio sueño.

Inclinando su cuerpo cansado,
desentierra el objeto encontrado:
una lámpara casi oxidada
por la arena, la sal
y los años.
Sale a flote y entre sus manos
la sacude, la observa
y extrañado,
a su pecho la acerca;
y al rozarla,
aquel genio —por siglos atrapado—
salta y ríe a carcajadas.

Y Zayed,
perplejo pregunta: ¿Quién eres
y cómo ahí has entrado?

Aladino le cuenta su historia
de cómo, hace siglos pasados,
encontróse la lámpara,
la magia, la concesión de deseos
y la traición de aquel genio
que inmisericorde lo atrapa
a cambio de libertad.

Eres tú Zayed, Aladino;
yo, el genio que traigo regalos,
pide tres que poderes yo tengo
y lo que pidas
te será otorgado.

Tres deseos me quedan todavía,
precio tienen, yo lo pagué.
Mas si quieres seguir liderando
deja uno guardado
para el próximo soñador.

Quedas libre, Zayed, quedas libre.
Y yo, en la magia de ese oscuro encierro
quedaré muy contento esperando.

Dos deseos serán suficiente,
a mi gente le debo refugio,
alimentos, camellos
y vidas y un poco de esperanza
de saberlos unidos, triunfantes
y que siempre haya luz en sus almas.

Aladino sonríe, lo abraza
y le dice: te concedo un futuro radiante
para esta tu tierra olvidada.
Oro negro brotará de su arena
y riqueza infinita tendrás.
Rascacielos definirán tu horizonte
y la Mesquita más hermosa
tu nombre llevará.

Será este destino famoso
bajo el sol de este mundo
y de otros y otros más.
Y la unión de hermanos
de Arabia
bajo tu nombre tendrá lugar.
No habrán perlas, ni camellos,
y bajo una misma bandera
La libertad ondeará.

Y así fue cómo Zayed,
al amanecer,
le contó a su gente
lo que había sucedido.
Y toda la tribu
se arrodilló en la arena
para agradecerle a Alláh.

Y estando yo sentada,
bajo una palmera,
en mi viaje a Abu Dhabi,
agachando mi cuerpo cansado
por el calor infernal
de aquel mágico lugar,
sentí el roce de un extraño metal.
Desenterré el objeto encontrado y
una lámpara casi oxidada
por la arena, la sal
y los años,
sale a flote y entre mis manos
la sacudo, la observo
y extrañada, a mi pecho la acerco
y al rozarla
aquel genio —por siglos atrapado—
salta y ríe a carcajadas.

Un deseo me queda, me dice;
un precio tienes que pagar.

Bajo el sol que acaricia las dunas
y las aguas
del inmenso mar,
bajo el cielo estrellado de Arabia,
Aladino tiene que esperar.

Un deseo y un precio
preciso.
Ten paciencia me dijo al dudar.
Anda y piensa
y pregunta
y regresa
cuando tengas que regresar…

Abu Dhabi, 22 de agosto de 2010.

La historia de Kareemah y Mukhtar

«¡Y ante los dulces relámpagos de su mirada, el rocío de las lágrimas de pasión humedece todos los párpados!» (De Las mil noches y una noche).

Bordeado de palmeras
verdes y más verdes
y un muro tapando
su simple desnudez,
pude imaginarlo;
Inerte, silencioso,
en espera de mi imagen
que jamás pudo ver.

Un viejo bien viejo,
por el sol tostado
y adornado de surcos su rostro,
de blanco vestido
y de cuadros su tapado,
sandalias abiertas,
ojos cansados,
espera a diaro
en el umbral de una puerta
de ese espacio amurallado.

Es viejo y sabio.
Nos ve la mirada frustrada y ansiosa,
muy pronto sabe que no somos de ahí.

En un inglés mal pronunciado,
nos reza el horario.
¡todo tiene horario!
El sol, la luna, el cielo, las dunas,
también el oasis.
Mañana tal vez.

Es viernes, prohibido
y es Ramadán.
Vengo de muy lejos
y nunca un oasis he mirado
—le digo—
tampoco el oasis me ha mirado a mí.
Déjame entrar, que nadie lo sepa,
me asomo,
un reflejo,
la foto,
el recuerdo,
y luego me voy.
Un gracias te dejo,
déjame apreciarlo,
que por eso estoy aquí.

No puedo, dice el viejo,
es profano;
Alláh que se enoja
y pierdo mi plaza,
muchos años llevo
contando historias y
en vez de una foto,
te cuento una a ti.

De oídos alerta,
ansiosa y curiosa,
yo soy toda audiencia
déjame escuchar.
¿Qué historias me cuentas?
¡De dónde salieron!
¿Son ciertas,
tragedias
o leyendas sin igual?

Érase una vez
dice el viejo,
una princesa
de gracia llena,
de lunas vestida,
de sol su corona
y el manto del cielo,
con huecos de estrellas
que guiaban sus huellas
entre dunas,
entre mares,
bajo el cielo.

Era entre todas
la mas hermosa
y un pobre beduino
se prendó de ella.

Ni que adquieras perlas
la podrás desposar,
le dijo el padre
que la cuidaba
como se cuidan los camellos,
como se cuida la mar,
las palmeras y
de cada día el despertar.

En tiempos ya idos
antes de Scherezade,
era esta musulmana
de ojos de tierno mirar.
De color aceituna,
pura, esbelta,
casta, traviesa,
bailarina y muy arisca,
para con ella soñar.

De amores escondidos
con Mukthar el camellero,
en éste rincón se veían
a tientas, a ciegas,
—me dice el viejo—
bajo este mismo sol,
bajo este mismo cielo.

Era puro su amor
de ilusión revestido,
de mil soles pintado
en sus almas
de jóvenes
apasionados.

Su padre un día,
de llevarla al reino precisa,
donde sofisticadas princesas
y muchachas más sencillas
dejarían sus cabezas
a cambio de una noche.
Noche que hiciera posible
borrar del Sultán
la tragedia que su esposa
le infringió con su traición.

Era el Sultán vengativo y
rencoroso.
Y quiso así desquitarse
de mujeres, de vírgenes,
de inocentes musulmanas,
de beduinas alegres
y almas pudorosas.

Muchas lunas y soles
le fueron concedidos
a Kareemah la bella
para despedirse del camellero Mukthar.

Y fueron las noches y fueron los días
antes de su partida que,
entre besos y lágrimas
de amores prohibidos,
a éste oasis
hicieron brotar.

Kareemah se iba
para nunca regresar.

Todos sabían
la suerte que espera
cuando se asoma
el refulgente sol:
¡La muerte segura!
Ninguna se salva
y todos esperan
que lleven a otra,
hasta que una de ellas
les libere la muerte,
con mágico embrujo,
con alguna historia.

Fue triste su suerte,
la suerte de Kareemah,
pues ella no pudo
convencer al Sultán,
que ya no siguiera
con esa venganza,
que eran ellas
mujeres amadas
por hombres humildes
o reyes igual.

Y un día antes de Scherezade
el reino pregona:
Kareemah está muerta,
quiero otra mujer y
que sea virgen y musulmana.

Mukhtar el camellero,
muriose de amor,
muriose de espera.

Sembró Mukthar en su nombre,
las palmeras
que hoy ves aquí.
Las aguas son lágrimas
de aquella doncella
que fue arrebatada
con furia y
soberbia,
para ser entregada
al rico Sultán
a cambio de nada.

Y miles y miles
de mujeres bellas,
humildes doncellas
y ricas también,
de grandes estirpes,
descalzas, calzadas,
hicieron posible
historias,
oasis,
tragedias sin fin.
Y entre ellas,
La bella Kareemah
que amaba a Mukhtar.

Al día siguiente
de la muerte de Kareemah,
llegó Sherezade
con ingenio, gracia
y mil historias que contar.
Y por mil noches y una noche
burló, con astucia,
la soberbia del Sultán.

No más me precises
que soy camellero
igual que Mukthar;
soy abuelo de su abuelo
y nieto del abuelo de su abuelo
hasta nunca acabar.

Yo sé lo que cuento
y sé lo que sufro
cuando siempre cuento
lo que te acabo de contar.

Ya tostado por el sol
y adornado de surcos su rostro,
de blanco vestido
y de cuadros su tapado,
sandalias abiertas,
ojos cansados,
espera un viejo bien viejo
en el umbral de la puerta
de ese espacio amurallado:

El oasis de Kareemah la bella
Y Mukthar el camellero.

Lourdes Chamorro César
Abu Dhabi, 4 de septiembre de 2010.

Con mis pies descalzos

Regreso hoy
de donde me fui un día.
Dejo atrás el mar con sus olas que rompen
con furia contra rocas centenarias
y ahora sé que no dejan de ser agua
solo por llamarse olas.

Llego hoy
de donde me fui un día.
Guardo los espejismos del desierto,
donde he reflejado sin acierto
la soledad y el silencio
que no dejan de ser desiertos
solo por llamarse dunas.

Y vengo,
y regreso
de donde me fui un día
al creer que de la inmensidad
de un cielo gris escaparía.
Mas hoy sé que no deja de ser cielo
por existir noches oscuras o
por faltarle al mismo cosmos alguna estrella.

Despojada de mi altivez,
de mis razonamientos,
de mi angustia,
de mi sin razón los ímpetus,
de mis destellos ciegos
y caminatas largas y sin rumbo,
con mis pies descalzos y mojados,
cansados de retener mil pasos
y mi alma bien calzada,
revestida de corazas,
de recobrada valentía y mil abrazos,
me acerco a mi ventana
para sentir de nuevo en mi existencia
la brillante luz de un nuevo sol.

Lourdes Chamorro César
Casares de Nicaragua, 18 de septiembre de 2010.

Océano y río

Tú, mi océano.

Y un sepulcral silencio,
soledad y nostalgia,
una copa de vino
con canción y esperanza,
una pluma y un deseo,
son el río de mi alma.

Lourdes Chamorro César
Nicaragua, 1 de octubre de 2010.

Mi huelga contra Narciso. Sucedió en Facebook

Cuenta la Mitología muchas versiones sobre el mito de Narciso. Adoptaré el que ha prevalecido a través de mis lecturas. Narciso, enamorado de su imagen que un día descubrió al acercarse a beber agua en un arroyo, quedó extasiado con su reflejo y desde entonces, se enamoró de su imagen. Nunca pudo dejar de contemplarse, hasta que sumergiéndose en las aguas, murió de amor; enamorado de sí mismo.

De vez en cuando, que visito mi perfil en Facebook, recuerdo a Narciso. Me veo ahí, estática, con el mismo rostro, la misma sonrisa, la misma mirada, la misma pose, el mismo brillo, el mismo vestido…Recuerdo el mito de Narciso y con ello recuerdo a la diosa ECO, que por haber sido rechazada por Narciso, se internó en una cueva y ahí murió. Desde entonces existe el eco, el eco de la voz, de la conciencia, de los pensamientos y de los recuerdos. Ecos de toda clase, audibles para el oído y en el alma. Mi foto, entonces, al abrir mi página, se me presenta como un eco sostenido, perenne y aburrido. Lanzo otra voz, pongo en el perfil otra foto y al rato, abro mi Fb a ver si ya desapareció el eco, pero ahí sigue, pues es el mismo rostro. Y entonces, la cambio y abro de nuevo mi página, a ver si ya no está el eco, pero ahí está y así hoy, el eco me transporta al mito de Narciso y me pregunto cómo pudo Narciso no aburrirse de contemplarse en el mismo arroyo, día a día, momento a momento, hasta morir. Es de volverse loco. Nunca me había visto tanto en un espejo, como a diario y a cada momento que entro a FB, me veo en la foto de mi perfil ¿Será que Mr. Zuckerberg pensó en el narcicismo cuando inventó FB? ¿Habrá tomado en cuenta ese complejo de narcisismo que todos llevamos latente en nuestro eco interno? ¿O será que no hay que visitar tan  a menudo mi perfil de FB?

No al narcisismo, por eso hoy estoy en huelga. No y no. Que nos reconozcan por el rostro interno, por el nombre que traemos desde siempre, por lo que compartimos con nuestro propio estilo. Quien nos quiera encontrar, con foto o sin foto nos encontrará. Hoy, estoy en huelga. Quizás mañana, cuando abra mi página de FB y no me encuentre reflejada en las aguas del arroyo, cuando me sorprenda de que no estoy ahí como siempre, entonces, me buscaré en el eco de otra fotografía, o me encontraré en algún paisaje, o con mis pies descalzos caminando en la arena o en algún rótulo original de esos que me encantan. Por el momento, estoy en huelga.

Lourdes Chamoro César

Primero de febrero de 2011.

¿Puedes decirme señora si has visto hoy a mi madre?

¿Puedes decirme, señora
si has visto hoy a mi madre?

En el cielo ella reside
desde hace mucho tiempo
¿Puedes llevarle un beso
y un pedazo de mi alma?

Llévale en mi nombre,
serenata o un concierto.

Cuéntale de este afán,
de  alegrías, sufrimientos.
También llévale un abrazo
y mi  agradecimiento.

Risas y alfajores
y un poco de incienso.

Y de paso señora,
de paso, entrégale en sus manos,
estos versos.

Dime Señor si peco
hoy por ella preguntar,
porque siempre me pregunto
si está bien allá en el cielo
que con tanta fe imagino
y tanta ilusión espero.
Y cada vez que el alma siente
a una madre volar,
mando con ella un verso
aunque sea en pensamiento.

Pues no hay entendimiento
mas seguro ni mas cierto,
que un mensaje mano a mano
de alma a alma y cielo a cielo,
que sucede en ese encuentro
de una madre que a Tí va
y la mía  que allá espera.

Lourdes Chamorro César
4 de febrero de 2011.

Traspasando el umbral de mi destino

¿Por qué estás inquieta? Me preguntó.

Porque aunque esto es lo que siempre he deseado, ya no sé si lo deseaba por costumbre o porque  realmente lo deseo ¿Puedes comprenderme un poco? Le pregunté.

Claro, pero comprendeme tú a mi; escuché que me decía…Tantos lugares y tantas experiencias has vivido y por tantos caminos me has llevado con la nostalgia de compañera por los aromas y paisajes y gente de tu tierra y ahora que tus rezos y súplicas escucho, me dices que tienes miedo…¿Cómo puedo estar contenta al verte temerosa de lo que se te concede? Me has hecho “confabular todo el universo para complacerte“ ¿Por qué tantas mariposas desordenadas? ¿Por qué tanto afán e incertidumbre?

¡Ah! Es que tú no estás en mi piel, solamente hablas cuando ya es demasiado tarde…¿Por qué no hablas antes de la expericencia? ¡Qué tranquila eres! Te quedas ahí, estática, muda y sigilosa, esperando que me equivoque para actuar…

No tengas miedo, me dijo, nunca el corazón se equivoca y mi corazón es el mismo tuyo y mi voz es tu misma voz y mi sentir es tu mismo sentir. Anda segura, vestida de luces y de fiesta, ríe y vívela, abrázala y permanece en ella….

Y así hoy, me encuentro en mi patria, contenta de que mi voz interna, ésta vez no calló, mas bien me regañó por mis inquietudes y nostalgias.

Lourdes Chamorro César.

Nicaragua, 4 de marzo de 2011.

De la cotidianidad a la muerte.

Cuando el zapato te apriete, compra un número más grande. Cuando la respiración te falte, hazte un transplante de pulmón. Cuando se te queme el arroz, ve al supermercado y cómprate un pollo rostizado y lo adornas con perejil. Cuando el corazón te falle, busca quien lo haga de nuevo palpitar. Cuando la esperanza te abandone, visita tu fuero interno y encontrarás mil razones para recuperarla. Cuando la fe vacile en tu razón, déjalo así, Dios se encargará de devolvértela. Cuando sientas que se te escapa el alma de la piel, respira profundo aunque sea el último esfuerzo que hagas en tu vida. Pero nunca desfallezcas.

Lourdes Chamorro César.

El Raizón, 6 de mayo del 2011.