Océano y río
Tú, mi océano.
Y un sepulcral silencio,
soledad y nostalgia,
una copa de vino
con canción y esperanza,
una pluma y un deseo,
son el río de mi alma.
Lourdes Chamorro César
Nicaragua, 1 de octubre de 2010.
Tú, mi océano.
Y un sepulcral silencio,
soledad y nostalgia,
una copa de vino
con canción y esperanza,
una pluma y un deseo,
son el río de mi alma.
Lourdes Chamorro César
Nicaragua, 1 de octubre de 2010.
Cuenta la Mitología muchas versiones sobre el mito de Narciso. Adoptaré el que ha prevalecido a través de mis lecturas. Narciso, enamorado de su imagen que un día descubrió al acercarse a beber agua en un arroyo, quedó extasiado con su reflejo y desde entonces, se enamoró de su imagen. Nunca pudo dejar de contemplarse, hasta que sumergiéndose en las aguas, murió de amor; enamorado de sí mismo.
De vez en cuando, que visito mi perfil en Facebook, recuerdo a Narciso. Me veo ahí, estática, con el mismo rostro, la misma sonrisa, la misma mirada, la misma pose, el mismo brillo, el mismo vestido…Recuerdo el mito de Narciso y con ello recuerdo a la diosa ECO, que por haber sido rechazada por Narciso, se internó en una cueva y ahí murió. Desde entonces existe el eco, el eco de la voz, de la conciencia, de los pensamientos y de los recuerdos. Ecos de toda clase, audibles para el oído y en el alma. Mi foto, entonces, al abrir mi página, se me presenta como un eco sostenido, perenne y aburrido. Lanzo otra voz, pongo en el perfil otra foto y al rato, abro mi Fb a ver si ya desapareció el eco, pero ahí sigue, pues es el mismo rostro. Y entonces, la cambio y abro de nuevo mi página, a ver si ya no está el eco, pero ahí está y así hoy, el eco me transporta al mito de Narciso y me pregunto cómo pudo Narciso no aburrirse de contemplarse en el mismo arroyo, día a día, momento a momento, hasta morir. Es de volverse loco. Nunca me había visto tanto en un espejo, como a diario y a cada momento que entro a FB, me veo en la foto de mi perfil ¿Será que Mr. Zuckerberg pensó en el narcicismo cuando inventó FB? ¿Habrá tomado en cuenta ese complejo de narcisismo que todos llevamos latente en nuestro eco interno? ¿O será que no hay que visitar tan a menudo mi perfil de FB?
No al narcisismo, por eso hoy estoy en huelga. No y no. Que nos reconozcan por el rostro interno, por el nombre que traemos desde siempre, por lo que compartimos con nuestro propio estilo. Quien nos quiera encontrar, con foto o sin foto nos encontrará. Hoy, estoy en huelga. Quizás mañana, cuando abra mi página de FB y no me encuentre reflejada en las aguas del arroyo, cuando me sorprenda de que no estoy ahí como siempre, entonces, me buscaré en el eco de otra fotografía, o me encontraré en algún paisaje, o con mis pies descalzos caminando en la arena o en algún rótulo original de esos que me encantan. Por el momento, estoy en huelga.
Lourdes Chamoro César
Primero de febrero de 2011.
¿Puedes decirme, señora
si has visto hoy a mi madre?
En el cielo ella reside
desde hace mucho tiempo
¿Puedes llevarle un beso
y un pedazo de mi alma?
Llévale en mi nombre,
serenata o un concierto.
Cuéntale de este afán,
de alegrías, sufrimientos.
También llévale un abrazo
y mi agradecimiento.
Risas y alfajores
y un poco de incienso.
Y de paso señora,
de paso, entrégale en sus manos,
estos versos.
Dime Señor si peco
hoy por ella preguntar,
porque siempre me pregunto
si está bien allá en el cielo
que con tanta fe imagino
y tanta ilusión espero.
Y cada vez que el alma siente
a una madre volar,
mando con ella un verso
aunque sea en pensamiento.
Pues no hay entendimiento
mas seguro ni mas cierto,
que un mensaje mano a mano
de alma a alma y cielo a cielo,
que sucede en ese encuentro
de una madre que a Tí va
y la mía que allá espera.
Lourdes Chamorro César
4 de febrero de 2011.
¿Por qué estás inquieta? Me preguntó.
Porque aunque esto es lo que siempre he deseado, ya no sé si lo deseaba por costumbre o porque realmente lo deseo ¿Puedes comprenderme un poco? Le pregunté.
Claro, pero comprendeme tú a mi; escuché que me decía…Tantos lugares y tantas experiencias has vivido y por tantos caminos me has llevado con la nostalgia de compañera por los aromas y paisajes y gente de tu tierra y ahora que tus rezos y súplicas escucho, me dices que tienes miedo…¿Cómo puedo estar contenta al verte temerosa de lo que se te concede? Me has hecho “confabular todo el universo para complacerte“ ¿Por qué tantas mariposas desordenadas? ¿Por qué tanto afán e incertidumbre?
¡Ah! Es que tú no estás en mi piel, solamente hablas cuando ya es demasiado tarde…¿Por qué no hablas antes de la expericencia? ¡Qué tranquila eres! Te quedas ahí, estática, muda y sigilosa, esperando que me equivoque para actuar…
No tengas miedo, me dijo, nunca el corazón se equivoca y mi corazón es el mismo tuyo y mi voz es tu misma voz y mi sentir es tu mismo sentir. Anda segura, vestida de luces y de fiesta, ríe y vívela, abrázala y permanece en ella….
Y así hoy, me encuentro en mi patria, contenta de que mi voz interna, ésta vez no calló, mas bien me regañó por mis inquietudes y nostalgias.
Lourdes Chamorro César.
Nicaragua, 4 de marzo de 2011.
Cuando el zapato te apriete, compra un número más grande. Cuando la respiración te falte, hazte un transplante de pulmón. Cuando se te queme el arroz, ve al supermercado y cómprate un pollo rostizado y lo adornas con perejil. Cuando el corazón te falle, busca quien lo haga de nuevo palpitar. Cuando la esperanza te abandone, visita tu fuero interno y encontrarás mil razones para recuperarla. Cuando la fe vacile en tu razón, déjalo así, Dios se encargará de devolvértela. Cuando sientas que se te escapa el alma de la piel, respira profundo aunque sea el último esfuerzo que hagas en tu vida. Pero nunca desfallezcas.
Lourdes Chamorro César.
El Raizón, 6 de mayo del 2011.
Señora, lo siento mucho pero usted no puede salir del país con este pasaporte. Está vencido. (Me dice el agente de AA).
¿Vencido mi pasaporte? No puede ser. Mi esposo es super cuidadoso y no se le pasaría algo así. (Le digo, sorprendida. Abro la página donde está la fecha de emisión y vencimiento y veo que se vence en diciembre). Mire señor, se vence en diciembre. (Le digo con una sonrisa de triunfo).
Lo siento señora, pero desde hace un mes, tenemos órdenes del gobierno que tenemos que aplicar la ley de Migración. (Me dice).
¿Cuál ley es esa que jamás supe que existiera? (Le pregunto).
Pues la que está escrita en letra chiquita en la primera página del pasaporte, donde dice que para salir del país, el pasaporte debe de tener seis meses restantes de vigencia. Usted tiene cuatro y es imposible que la deje montarse al avión. Vaya a Migración a pagar la multa y sacar un pasaporte nuevo y luego la pongo en stand by.
¿Qué que qué? (Le respondo, casi creyendo que estaba bromeando). Usted sí que está loco o me está haciendo una broma. El pasaje a Abu Dhabi es carísimo y fue casi imposible encontrar un vuelo round trip con conexiones decentes. No puede ser verdad lo que estoy escuchando. Y esa letra chiquita, si siempre ha estado ahí ¿Por qué hasta ahora la aplican?
Señora (me dice el agente de AA), no estoy bromeando y esa letra chiquita estaba dormida hasta hace un mes que el gobierno decidió ejercer la ley. Es una ley y no puedo hacer nada.
Mire señor (le digo); comprendo que es cierto lo que escucho, comprendo lo de la letra chiquita y lo de la ley, pero no es justo que no lo anuncien ¿Cómo va a saber uno que una disposición cambió así de esa manera? Pero no importa, aquí tengo mi pasaporte americano…
No señora (me interrumpe); usted entró con el nicaraguense y con ese mismo tiene que salir. No puedo hacer nada, Migración es severa y no es usted la primera que pierde un pasaje o un vuelo. Lo siento, vaya a Migración y renueve su pasaporte y luego regrese a ver qué podemos hacer por usted.
Señor, (le digo, casi ya con lágrimas en los ojos y la voz temblorosa no sé si de frustración o desesperación), esto no puede ser así. Por favor, señor, tengo que ir a Abu Dhabi, mi hija está allá, prácticamente sola con su esposo y sus dos muchachitas y esperando una bebe que parece que quiere nacer antes de tiempo, con seis meses y medio de gestación y me necesita…No puedo posponer el viaje, menos perder el pasaje, mucho menos aceptar que a pesar de tener todavía cuatro meses de vigencia en el pasaporte, ustedes me impiden viajar…
(De nuevo me interrumpe, a estas alturas, yo ya estoy histérica, pero por dentro, controlada, si, pero casi llorando y me dice entre conmovido e impaciente):Señora, lo único que puedo hacer por usted es llevarla a Migración del aeropuerto a ver si convence al Director, pero le advierto que nunca nadie ha sido exitoso, nunca nadie lo ha convencido y el Director es fuerte y rígido y no creo que pueda hacer algo por usted, pero la voy a llevar hasta él.
(Toma mis dos pasaportes y mi itinerario impreso y caminamos hasta Migración. Rompe fila y en la extrema izquierda del salón, hay un stand…seis escritorios o ventanillas, atienden a los pasajeros. Se acerca al stand y llama a un señor que imagino es el Director de Migración. Se acerca, es alto, bastante para Nicaragua, delgado, piel clara, ojos de reptil fogeado y frente de hipopótamo. Un rictus en los finos labios, me dice que será difícil convencerlo).
(El agente de AA le extiende los documentos y le explica al hombre, en pocas palabras el problema. El hombre de ojos de reptil fogueado y frente de hipopótamo, me queda viendo fijo a los ojos; estoy a punto de desencadenar el torrente de lágrimas, pero me detengo…y me dice): Lo siento señora, la ley es la ley y no puedo violarla. Vaya a Migración a Managua a actualizar el pasaporte y por favor no me refute porque será escuchar lo mismo de todos los que vienen con el mismo problema.
(A pesar de escuchar eso, le digo): Señor, solamente déjeme que le explique mi situación. (Me interrumpe y me dice que no, que todos dicen lo mismo y que no puede hacer nada por mi; comienza a alejarse del stand y le digo): Señor, por favor, no se vaya, ayúdeme por favor, usted puede ayudarme. Yo sé que hay que respetar las leyes, claro, pero también se que usted tiene autoridad para interpretarla, dependiendo de la circunstancia y sé que en este caso, su decisión de ayudarme no le hará daño a esa ley, que ha estado ahí escondida sin que nadie sepa que existe. (El hombre regresa, le veo un destello en los ojos como de querer ayudarme, pero inmediatamente se arrepiente. Pienso rápidamente que mi argumento no es suficientemente convincente y recuerdo a Aristóteles cuando dice: Si la fórmula no funciona, hay que cambiarla. Entonces, le enseño el itinerario y con un nudo en la garganta -espontáneo, no era estrategia, no, al contrario, no quería darle el gusto de verme destrozada-le digo):
Señor, por favor, ayúdeme, mire mi itinerario, voy hasta Abu Dhabi donde mi hija está esperando su tercer bebe y parece que será prematura. Es un país extraño, está sola con su esposo y sus dos muchachitas y me necesita. No tienen a nadie, no conocen a nadie y está muy triste y yo, aquí, desesperada. Ayer fue al hospital y quizás está todavía en el hospital, quizás ya nació la bebe prematura y yo aquí, sin poder ir a darle un abrazo, por favor, señor, usted puede ayudarme…(Me interrumpe, pero yo ya estoy con el rostro innundado de lágrimas y me dice), lo siento, no puedo hacer nada por usted. (Nuevamente vislumbro en sus ojos aquel destello bondadoso o de compasión, pero inmediatamente desaparece. Pienso que quiere ayudarme pero que no puede contradecirse, que no sabe cómo dar su brazo a torcer, al menos eso es lo que creí en ese momento).
(Ese destello casi invisible y momentáneo que le he visto ya dos veces, me hace fuerte y me eleva el optimismo y como si tuviera debajo de mi manga derecha una última carta, la expongo a traves de mis últimas palabras que me quedan ya. Entre lágrimas y armada de toda la humildad que pude encontrar dentro de mi, le imploro a San Agustín de Hipona que me ilumine-no sé por qué a San Agustín, pero así sucedió en mi-y armándome de valor y de mas lágrimas, levanto mi rostro y me encuentro con sus ojitos de reptil fogueado y lo quedo viendo y le digo):
Señor, solamente póngase en mi lugar por un instante; imagínese a su hijita adorada a su princesita, al otro lado del mundo donde cuando aquí es de día allá es de noche, imagínese a su muchachita en un lugar donde jamás llueve agua porque solamente llueve arena del desierto. Por un instante Imagínese a su esposa, queriendo viajar a esas tierras lejanas porque su muchacita está en el hospital, teniendo a su bebe prematuramente…(ya a estas alturas, todos los viajeros a mi alrededor, están atentos a nosotros, los sandinistas detrás de los escritorios se han vuelto lentos en sellar los pasaportes y mas de alguna señora me acompaña con alguna lágrima. A estas alturas, la carta que sin saber tengo debajo de la manga, sale a relucir, sin importarme nada ni nadie. Detengo mi discurso porque la garganta se me está cerrando…ya no salen las palabras y al volver a buscar su mirada, mis ojos están super empañados y me escucho decirle): Señor, le aseguro que si usted me ayuda, su alma se sentirá mucho mejor que si no me ayuda, se lo aseguro que así será. Pruebe y verá…por favor…
(Entonces, como por arte de magia y como no queriéndose arrepentir, de un solo suspiro me dice): Está bien…sígame.
(Secándome los ojos y por qué no decirlo, también la nariz, lo sigo hasta llegar al counter de AA. Deposita autoritariamente mis documentos en el mostrador y le dice al agente): Prosiga. (Rápidamente da la vuelta para regresar a Migración y solamente alcanzo a decirle): Gracias señor. Diosito lo recompensará algún día.
(Luego lo encontré en la fila y me rescató de “la cola” inmensa que había. Por un momento creí que me llevaba presa. Me pidió los documentos. Y cuál no sería mi sorpresa, cuando realicé que él mismo me chequeaba. Luego me devolvió los documentos y me sonrió. Estuve tentada a darle un abrazo fuerte de agradecimiento, pero solamente lo quedé viendo y simplemente volví a decirle): Gracias. Esta vez mi agradecimiento estaba acompañado por una sonrisa, la mejor de mis sonrisas.
AL DÍA: Pocos días después de este incidente que le pasó a muchos nicaraguenses, el gobierno de Daniel Ortega decidió retractarse y pusieron a dormir esta nueva ley. No les funcionó.
Lourdes Chamorro César.
Abu Dhabi, 28 de agosto del 2011.
Dichoso el árbol que es apenas sensitivo y mas la piedra dura, porque esa ya no siente…Rubén Darío.
Entré al agua y la trepé; era la roca mas alta y mas hermosa que he visto jamás. Fuerte y decidida, imponente y soberbia en su belleza; se distinguían sus rumbos marcados y definidos como zurcos adentrados en su superficie por el roce perenne de las olas, zurcos que reconozco como aquellos que las lágrimas nos dejan, después de llorar desde el alma a los pies, desde los pies al mar, desde el mar al cielo, desde el cielo a la roca…círculo perfecto que al recorrerlo me sitúa en la cumbre de la vida, cuando la vida es amor, cuando del amor nace la esperanza, cuando de la esperanza nace la luz, cuando de la luz nace la mirada que nos conduce a encontarnos con nuestro propio ser y el SER nos funde con lo amado…
Pero no contaba con las fuerzas de una marejada extrañas a mi voluntad y a mi confianza…y al subir a la cumbre, una ola traicionera y envidiosa de mi existir en esa cumbre, me hace volver a descender y en el descenso resbalo y caigo al agua…y mis lágrimas se mezclan con la sal y la espuma y una ola, de esas que aparecen de repente sin anunciarse, nuevamente me lleva contra las paredes de la misma roca que en su momento me hizo sentir grande y poderosa, perfecta en mi pureza y en mi circunstancia….trato de escalarla de nuevo, llena de confianza y mas de esperanza y mucho mas, del deseo de sostener ese tesoro valioso que reconozco entre todas las olas del inmenso mar y nuevamente otra ola me arrastra mar adentro, para llevarme sin rumbo, hasta devolverme a fuerza de empujones ciegos y contradictorios a la misma roca, que espera paciente e inmutable el estruendoso choque de mi cuerpo contra su cuerpo inmóvil y es con tanta fuerza que me hace confundir el entendimiento para definir quién es la roca y quién soy yo, porque me adhiero tanto a ella que siento soy parte de ella misma, me adhiero a ella hasta hacer sangar mis dedos, mi piel y mis entrañas…
Me adhiero a ella para salvarme, para sentirme protegida de tanta marejada…la roca es dura y firme, inalterable en su esencia, y yo, extenuada y desvalida ante tanta lucha contracorriente, me encuentro imposibilitada de escalarla esta vez, al sentir alta la marea y sentir que una tras otra, las olas llegan a la roca para seguir en su faena de marcar zurcos, que se volverán centenarios como ella misma…ante tanto vaivén, me rindo sin querer rendirme, me hundo sin querer hundirme, y muero sin querer morirme…toco el fondo de las revueltas aguas y pierdo la confianza de la sobrevivencia, porque me encuentro solitaria y desprotegida y mis gritos desde el alma nadie los escucha, porque ni las rocas ni las olas pueden escuchar… porque aunque la roca es inalterable en su esencia, el mar siempre es traicionero y en esa lucha eterna e infinita, cedo el espacio que un día me perteneció en la cumbre de la roca, para que las olas incansables y decididas, continúen haciendo zurcos en su rostro, donde reconozco los míos propios…zurcos como aquellos que las lágrimas nos dejan, después de llorar desde el alma a los pies, desde los pies al mar, desde el mar al cielo, desde el cielo a la roca…mas al claudicar la esperanza a fuerza de empujones rebeldes y desconocidos, el círculo que tanto quise sostener y recorrer una y otra vez, se rompe irremediablemente, para dejar paso a corrientes confusas y vacías que arrastran sin piedad las siembras que un día planté en las mismas aguas profundas de ese inmenso mar…
La roca invencible seguirá en su mismo lugar, con los zurcos marcados en su superficie, que son los mismos zurcos que llevé conmigo a las profundidades de las aguas…zurcos labrados a fuerza de olas y de lágrimas…
Y desde el fondo del mar, donde he aprendido a sostener mis pulmones para no provocar burbujas, siento el alma vacía y sé que mis lágrimas ya no son visibles porque se confunden con el agua salada…desde ahí, puedo distinguir la sombra que la roca proyecta en el agua, la veo danzar al son de la marea, la veo cambiar de brillo y de estado, la veo igualmente inalterable en su propia esencia y como siempre, indiferente a mi presencia, la veo con sus zurcos marcados, pero sin dolor, no sufre, no siente, no respira…y entonces, tomando un poco de oxígeno de la reserva que me queda le pregunto:
Roca, roca ¿Puedo tomar de tí solamente el no sentir? Dichosa roca, porque al ser marcada de zurcos por las olas, no sufres…sin embargo los zurcos de mi alma, marcados por lágrimas amargas y tristes ¡Cómo duelen, roca! ¡Cómo duelen!
Desde el fondo del mar, la veo y siento celos de su insensibilidad…mi alma llora, mi roca no tiene alma…son las olas del mar quienes marcan los zurcos en su rostro, no son lágrimas desde el alma a los pies… dichosa roca, dichosa que no sientes…
Lourdes Chamorro César
Junio 28, 2011.