Jorge y San Pedro. Un sueño que tuve hace seis años ya.
Anoche soñé con Jorge.
Soñé que Jorge llegaba a la Puerta del Cielo y San Pedro lo esperaba. Antes que Jorge golpeara la puerta, ésta se abre y San Pedro quiere saludarlo o decirle algo, pero Jorge no lo deja. Jorge comienza a hacerle miles de preguntas: ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Quién sos vos? ¿Por qué ya no me siento mal? ¿Dónde está Mario Paisano? (el escolta) ¿Cómo es esto? ¿Cómo vine aquí? ¡Tengo que despertar! ¿Será que me estoy volviendo loco de verdad? ¡Púchica! ¡Ya sé quien sos vos! ¡Pero no puede ser! Si hoy en la mañana estuve en la televisión con la Rhina Cardenal y ni siquiera he escuchado los comentarios sobre la entrevista.
Se pasea Jorge por el umbral de la Puerta Principal del Cielo y San Pedro hace un gesto con las manos como calmándolo. San Pedro quiere decirle algo, pero Jorge no lo deja: no puede ser, decíme hombre que estoy soñando…ni siquiera me despedí de mi hija…ella llegó y yo estaba descansando para supuestamente levantarme bien por la mañana. Y estoy esperando la llamada de mi amigo; le dejé un mensaje; necesitaba hablar con alguien y sé que mañana me contestará la llamada. ¿Y mi trabajo? Bueno, he estado esperando una cita para un nuevo contrato ¿Será que ésta vez sí es de verdad? Ya me hace falta. ¿Y los planos de mi casa? Ya los tengo listos; sólo me falta reunirme con el arquitecto para definir ciertas cosas ¿Y mi viaje a Guatemala? ¡Ya tengo el boleto! ¡Púchica San Pedro! ¡No puede ser esto, no puede ser!
Se pasa Jorge las dos manos sobre su pelo; mueve su cabeza para un lado y para otro y desconcertado, se sienta en una banquita coloreada de oropel situada contra una de las murallas de la entrada al cielo. San Pedro lo quiere calmar, decirle algo, pero Jorge no lo deja. Se para frente a San Pedro y le dice: Hey maje ¿Y mi lucha junto a la del Churruco? (Su padre) ¿Y mi nuevo escrito que no he publicado? ¿Y la boda del Gordo y la Luchi? (sobrino) Yo no me puedo perder de eso. Además estoy joven y de acach… perdón, perdón, San Pedro…y no le di un beso en la pelona a mi viejito pelón (su padre). Y no le dije a mi Lila T (su mamá) que los últimos nacatamales que hizo estaban buenísimos…y el pedido de libros que hice para Valeria (su única hija) del Discovery Chanel…
San Pedro lo interrumpe por fin: Hijo mío, no te agobies. Entra y relájate, ¿Quieres algo de tomar? Sé que te gusta el whisky de malta y el carpaccio de salmón. Vamos. Tomemos algo y platiquemos. No tienes de qué angustiarte. ¡Tú no estás muerto! Nunca lo estarás, al contrario. Mira allá en la tierra, mira cómo vives en cada uno de los seres que en sus caminos te cruzaste; mira cuánta gente te quiere. Jorge ve hacia la tierra y emocionado, lo interrumpe: Púchica, yo no sabía…¡Qué cantidad de gente la que llora por mí! Y pensativo: ¿Será que uno tiene que morirse para darse cuenta de que realmente era querido y apreciado? Púchica San Pedro, ¡Qué pijudo se ve todo eso desde aquí! Más calmado y mas pensativo, Jorge queda viendo fijamente a San Pedro y le dice: quiero pedirte un favor, barbudo…perdón, Pedro, quiero pedirte un favor ¿Me dejás permanecer un poco más en contacto con mi hija y mis padres y algunos de mis amigos? ¿Puedo darle instrucciones a la Mama Queta…bueno, así le llamo a mi hermano Enrique…sobre la educación de mi Valeria? Es importante…
San Pedro lo interrumpe de nuevo y posando una de sus manos sobre su hombro le dice: No te angusties hijo, no te angusties. Ya te dije y te lo vuelvo a decir…tú vives en ellos, porque ellos te aman. Nunca morirás para quienes te han amado. Uno no muere…y tú has encendido tantas velas que será imposible aún para el mismo tiempo, apagarlas. Entra hijo, entra, que aquí afuera ya se está haciendo tarde…
Y me desperté…
Cuidate Chavalito.
Con todo mi amor, tu cuñadita.
Lourdes Chamorro César
Miami 27 de Julio, 2005.
