Omisión
by lourdeschamorrocesar
Entre todas la más sencilla,
la más sobria, la más bella.
Al desplegar sus alas
no obstáculo encontraba
y al esconderla el viento entre las nubes,
me hacía creer que se había perdido,
pues de color nube era su atuendo.
Por los tantos embates sufridos
una costura surcaba su centro;
un hilo dorado que un día
al verla herida y destrozada
tomé del costurero de mi abuela
para darle puntadas.
La hacía más bella y
!Así, así más bella danzaba!
Pasó de cerca mi infancia.
Mi palometa triunfante,
asoleada,
desteñida,
remendada,
entre mas puntadas le daba
con aquel hilo dorado
más inquieta lucía,
más dignidad mostraba.
Me empeñé en conservarla
aunque ya competencias no ganara.
Tampoco se perdía como antaño.
¡Inseparable compañera!
¡Mi palometa triunfante,
asoleada,
desteñida,
remendada!
Sobreviviente
de mil embates,
de mil aterrizadas.
Como todo lo que bajo el sol acontece,
viendo pasar de largo mi infancia,
un día nostálgico y sereno
una ráfaga de viento
la arrebató de mis manos.
Así es que lo recuerdo,
porque aunque parezca extraño
recordar alivia el alma:
Ese día caminamos
hasta llegar a la playa
y como todos los días,
la solté libre y confiada.
La vi desafiar la inercia del tiempo
y de cómo con el viento coqueteaba.
Estaba hermosa, iluminada
y acostumbrada ya, a no alejarse.
¡danzando burlesca, burlesca danzaba!
De pronto, una súbita ráfaga
cual ladrón de medianoche
pasó frente a mí como fantasma.
Imperceptible, silenciosa,
la arrebató de mis manos.
Oh desamparo el mío,
la vi alejarse sin dejar rastros.
!Y yo sin poder hacer nada!
Entonces supe de mi olvido.
¡Omisión de tantos años!
Remendaba su vestido
con aquel hilo dorado y
me olvidé que su vida
dependía de una cuerda
fuerte, confiable, segura,
para seguir volando.
No realicé que urgía
darle cuido, hacerle un nudo
o hilarle una puntada.
Nunca más supe de ella,
nunca la vi aterrizar.
¡Con su vestido azul y blanco!
¿Se habrá perdido en las nubes?
¿Acaso descansa en el mar?
Lourdes Chamorro César.
Octubre 27 de 2011.
Aquí hay una edificación poética plena, sobria, llena de fortaleza, sin desgastados clichés. Un poema que crece y se eleva como la misma “palometa”, pero esta, zurcida, lleva una experiencia; una historia que Lourdes sabe contarnos. Tiene corazón y tiene mente. Y las reflexiones crean un desenlace que sirve para acercar al lector y a la poeta.
Y como todos aventuramos en algún momento o momentos de nuestras vidas a someter a singulares danzas nuestras propias “palometas” se nos hace fácil relacionarnos al diálogo que nos propone Lourdes: ¿Será, en realidad la más sencilla, la más bella? ¿Hay valor en el apego? ¿Cuánto podré quererte en tiempos agónicos de tu derrota, después “de mil embates, de mil aterrizadas”? ¿Serán solo los buenos recuerdos remedios del alma? ¿A cuánta dignidad nos da derecho la realidad que muestran nuestras costuras físicas o del alma? ¿Cuánta culpa lleva la omisión? ¿Es consciente o inconsciente el hecho de no realizar el momento de hacer o deshacer un nudo? ¿Hay castigo o aprendizaje en la resignación y acaso esto depende de la edad en que experimentamos las cosas?
Decinos dulce y bella poeta, decinos. Regalanos pensamientos, preguntas y respuestas. Seguinos cantando. Sigamos dialogando. Valor tiene este acercamiento.
Nuevamente Max, qué agradecida estoy por tanto apoyo. Como siempre, encuentro en tus comentarios características sumamente importantes. mas hay una de ellas que es una constante: Profundo, muy profundo. Este poema lleva alma y lleva corazón, pero mas que eso, lleva capas y capas de vuelos y aterrizajes, que habilmente descubres en ese diálogo que plasmas.
Gracias por este compartir y especialmente por el interés que demuestras en tus análisis, tomándote tu tiempo no solo para leer, sino para escribir hermosos comentarios, llenos de filosofía y sensibilidad.