LourdesChamorroCésar

La colección de escritos de Lourdes Chamorro César

“El poeta y la paz” desde mi prisma

ME encuentro una vez más, leyendo “El Poeta y la Paz”; un poema extenso, un libro extraordinario, donde el poeta Max. L. Lacayo, nos lleva a recorrer la historia de Nicaragua hasta llegar a la realidad actual. Es mágico, sorprendente y profundo.

Y al decidir el enfoque específico para comentarlo, no encuentro otro camino más que el de dejar que las emociones guíen mi pluma y expresen espontáneamente lo que sale del alma. Como nicaragüense, que sea entonces el corazón el que escriba, porque jamás llegaría a las hondonadas que el poema encierra.

Distingo, brillando fuerte, un grito de denuncia, de melodía desgarrada y un genuino deseo de practicar la paz. Y no puedo dejar de evocar  aquellas palabras de John Milton, plasmadas en su prólogo de su extensísimo y maravilloso poema “El Paraíso Perdido”, cuando a su propio estilo se refiere:

“La rima no es un complemento necesario ni un verdadero ornamento del poema o el buen verso, especialmente en las obras más extensas (…) Este abandono de la rima no ha de tenerse, pues, por un defecto (…) sino más bien considerarse como un ejemplo, el primero en inglés, de la antigua libertad recuperada para el poema heroico”.

No podría haber encontrado mejores y mas acertadas palabras, que estas citadas anteriormente para describir el estilo que usa Max L.

Lacayo en su poema. De cómo el poeta, con su arte mágico y único que le impregna a su pluma, rescata la melodía de los versos de las fauces de la prosa y cómo la prosa vuelve a invadir los octosílabos que se asoman esporádicamente y que casi siempre, como anunciando la visita de la prosa, se rompen con un verso de siete sílabas: “El sol descendía lento/ Pesado entre sus pesares,/ Absorto en su grandeza,/ Anaranjado de penas”.

El estilo a su vez, coincide con nuestra historia de paz y armonía (cuando hay rima o musicalidad), como en estos versos, donde la musicalidad es rescatada en toda su dimensión: “Desposa a Remisol./ Dando a Granada/ Cuarenta días, cuarenta noches/ Para crear mitos,/ Concebir leyendas,/ Dejando correr la imaginación./ Se cuenta que ese día/ Nacieron cien poetas/ Y esa misma noche/ Se concibió a otros cien”.

Y cómo su pluma se rebela, cuando describe tiempos de guerra y caos, o la triste realidad (invasión de la prosa, que rompe la melodía): “Los caudillos nicaragüenses/ “Siempre listos a despedazarse”,/ Como lo dice la historia./ Fijados a la indiferencia,/ Desentendidos de la razón/ Y consecuencia de la lucha”.

Pero igual que en nuestra historia, cuando los héroes que la salpican de vez en cuando la salvan, así el poeta sale al rescate de la melodía y suavizando los acordes de su pluma, nos entrega muchas estrofas como esta: “¿Qué le queda a Nicaragua?/ Un poeta cantando solitario,/ Una musa que plagiada languidece./ El espejo de la historia destrozado,/ Cada quien reflejado en un pedazo”.

Y así, con arpegios ascendentes y muy variados, Max L. Lacayo nos presenta un magnifico legado, donde el grito de paz se encumbra alto y triunfante de igual manera que lo logra en la totalidad del poema.

Con esperanza y optimismo nos vuelve a elevar: “También queda una Nicaragua viva./ No un paraíso totalmente perdido./ Montañas de mil y una esmeraldas,/ La naturaleza, reclamando hegemonía./ Queda oportuna, intacta el ánfora de Pandora”.

Y continúo recorriendo esas calles a veces pavimentadas, otras empedradas sin parar, solamente de vez en cuando recuerdo que en la primera estrofa, sentí curiosidad de escandir cada sílaba, cada verso, cada punto y cada coma. A medida que me adentro en este mundo que el poeta nos presenta, realizo que no importa de cuántas sílabas están conformados los versos ni de cuántos versos se conforman las estrofas, no, porque lo que me absorbe hasta el final, sin parar ni tropezar, es ese fluir de anécdotas y fragmentos de historia que el poeta entrelaza ávidamente.

Entonces me olvido de medir, simplemente me encuentro delante de una obra extraordinaria. Con su pluma magistral, con lenguaje fuerte a veces y a veces sofisticado, Max L. Lacayo rompe los esquemas de toda cosa escrita en Nicaragua hasta hoy, recreando los recovecos mas indómitos y rebeldes de nuestra idiosincrasia: “Los valores del espíritu,/ El comportamiento social/ De dos razas encontradas,/ Las penas que los azotan,/ Las fuerzas que los redimen,/ Su mística filosófica”…

Nos presenta habilidosamente y colmado de arte, de cultura, de un derroche de conocimientos y gran investigación, un compendio de historia, pero no de historia convencional, no, de esa ya han escrito demasiado, sino que yendo más allá de la imaginación y de la realidad que nos afecta, nos brinda un relato extraordinario de las vicisitudes que han influenciado nuestra manera de ser, del por qué de esos espíritus rebeldes y guerreros que nos han llevado a la confrontación con nuestros propios hermanos, año tras año, siglo tras siglo, periodo tras período, logrando retratar el alma de nuestra propia historia: “Igual que un mes atrás,/ Doce meses o cien años./ Las pasiones, por sí solas,/ Alumbraban el sendero,/ Ignorando experiencias/ Y los dolores de antaño”.

El poeta nos cuenta en este recorrido, de mil fragmentos de honores y de glorias, de conflictos y guerras y de ojos grandes que afectan a un rey, de danzas y mezclas, de planes malévolos y de una iglesia que impone su voluntad bajo el estandarte de la conquista. Nos cuenta de supersticiones, de profecías y de pesares, de destinos claros y mas oscuros, de suertes insidiosas y sonrisas puras. Y así, olvidándome de que si es un poema o un relato, entro al presente, como si hubiera viajado en una cápsula del tiempo y de nuevo, me sorprendo al encontrar el propósito mas noble y perfecto como es el que a su título le hace mérito. El poeta, luego de contarnos con angustias de su alma, los pesares y las circunstancias que nos hacen ser lo que realmente somos o dejamos de ser, se presenta con el alma en vilo y luego de desgarrar los velos que cubren la realidad de nuestra existencia, se postra a los pies de algún Cristo Único e implora La Paz…y entonces me lleva a recordar a Albert Einstein cuando alguien le pregunta: “sobre algún arma capaz de contrarrestar el poder de la bomba atómica” y él sin dudar un instante responde “la mejor de todas: La paz” El Poeta y La paz, es un poema que bien nos podría recordar a La Divina Comedia de Dante o al Paraíso Perdido de John Milton o algún majestuoso canto como El Canto a la Argentina de Rubén Darío. Con su estilo único y su relato propio y original, Max L.  Lacayo nos lleva por los recovecos de esas calles empedradas rústicamente o eficientemente pavimentadas, hasta hacernos recordar que  poseemos esa arma poderosa e invencible que se llama paz. Esa paz que él está convencido es lo único que nos puede salvar y para destacar con brillantez absoluta el propósito de su visión, hace énfasis especial en los siguientes versos, usando un lenguaje menos poético, más real, más de hombre de negocios o de jerga financiera: “Estables niveles de abandono/ Sostenimiento cuantitativo del desastre,/ Constante crecimiento de los polos,/ Desarrollo continuo del terror”,

Entre rimas y prosa encuentro una especie de exhortación, sostenida por un grito de esperanza y una exclamación nostálgica, donde apreciamos un mensaje sublime y patriótico, que me inspira a pensar que la paz es un acuerdo entre las almas para reafirmar que esta no es una opción, sino un estado del alma que todos poseemos y debemos de ejercer, para recordarnos que la paz es el vuelo de libertad de los pueblos que cobijan su suelo bajo una misma bandera. En estos versos desgarradores y exentos de la poética tradicional, desborda su pluma para ubicarnos en la desnuda realidad:

“Si por justas razones se habla de lo universal/ La paz es última palabra de la globalización./ Y por la moral que concierne a natura,/ Es de Inglaterra, España y los Estados Unidos/ Obligarse a Nicaragua, en liga por esa paz”.

Caprichosamente, los versos se achican y se expanden, dependiendo de la furia que se escapa de su razonamiento o de la esperanza que invade su alma hasta llegar a plasmarla en papel, o como al comienzo cuando nos describe el paisaje, sereno y anaranjado donde todo pareciera encerrar algún indicio de sosiego.

Su pluma, se alza al mínimo descubrimiento de paz o de guerra y así, encontramos una tremenda variación de expresiones e inspiraciones que han sido a propósito para que nada de lo que quiere contagiarnos, quede sin ser expresado: “Paz sin armas. Paz y no una simple tregua./ Oh épico escenario, Oh poeta solitario./ Tenaz empeño en rescate de su musa, su nación”.

O lo dice con el alma, o lo dice con sus octosílabos, o bien con anécdotas o imágenes fantásticas y reales de bellas indias o españolas de moña…Pero nada, nada, al Poeta, le ha quedado olvidado, porque lo que no escribió, es porque nos lo dice con la rebeldía de su pluma o la  sumisión estética de sus versos.

Un excelente legado que Max L. Lacayo nos entrega desde su alma de poeta. Bueno para estudiarlo en innumerables materias y arte: Filosófico, social, emocional, antropológico, literario. Un poema que me sorprende por su originalidad y profundidad, donde “La rima no es un  complemento necesario ni un verdadero ornamento” y añado yo, que tampoco la métrica en El Poeta y la Paz, ha sido necesaria para que Max L. Lacayo nos entregue este Opus Magnum, que estoy segura trascenderá.

http://old.latribuna.hn/2011/09/25/el-poeta-y-la-paz-desde-mi-prisma/

Lourdes Chamorro César.
25 de septiembre de 2011.

Insisto: ¿dónde está mi voto?

Últimamente he leído opiniones sobre ese conocimiento que todos teníamos con referencia a los resultados del fraude en las elecciones de noviembre pasado y claro que todos estamos sabidos de cómo es la historia en ese campo de las elecciones en Nicaragua. Sabemos que hay que cuidar el voto, sabemos que hubo fraude en las elecciones del 2008, sabemos que se las trataron de robar en el 2001, por dar un ejemplo, del cual fui testigo cercana a los acontecimientos de entonces, pero que no pudieron por el hecho de que el candidato, Enrique Bolaños, hizo todo lo imposible por cuidar los votos de quienes depositaron su confianza en él. Y por eso, a pesar de este conocimiento, confié totalmente y creí de fe y todavía quiero creer, que mi voto estaba bien cuidado, que mi voto estaría bien protegido de la misma manera que estuvo protegido en las elecciones del 2001. 

Y quiero recordar lo que sucedió ese día del 2001, porque lo que vi y viví, es lo que me hizo confiar plenamente en el hecho de que mi voto estaría bien cuidado. Recuerdo el excelente desempeño de su equipo de campaña (de don Enrique), Los Amigos de Enrique Bolaños y La Cruzada Ciudadana Democrática, que fueron conformados para cuidar nuestro voto en cada rincón de Nicaragua. Recuerdo que había un centro de monitoreo paralelo que señalaba la ventaja de don Enrique el propio día de la votación desde la primera junta tabulada. Recuerdo que para la madrugada del día 5 de noviembre (la votación fue el 4), el CSE solamente había publicado el 5 por ciento de las JRV y en la madrugada del 6, apenas el 28 por ciento, y Roberto Rivas (el mismo de ahora), pidiendo disculpas por el retraso, alegando problemas técnicos que impedían dar más resultados. Recuerdo que Ética y Transparencia proporcionó el conteo rápido, y el informe del Centro Carter que dijo: la exitosa implementación por Ética y Transparencia de un conteo rápido confiable garantizó que no se diera una manipulación de los resultados oficiales a nivel nacional y fomentó la pronta aceptación de los resultados presidenciales por el partido perdedor.

Y aunque sé que las condiciones actuales son muy diferentes y el ambiente es totalmente distinto, y ni Ética y Transparencia ni el Centro Carter fueron acreditados, fui a depositar mi voto, porque la confianza de que estaría bien protegido me la sembré en el pecho por los motivos antes señalados y porque mi candidato me inspiró esa confianza. Por las mismas circunstancias antes señaladas también, al ser testigo de lo que pasó anteriormente, sé que el CSE jamás me dará una respuesta satisfactoria referente a mi voto. Así que les pido a los líderes de la oposición me ayuden a dilucidar este enigma, que es el mismo de miles y miles de nicaragüenses burlados el pasado 6 de noviembre.

Quiero creer que pronto sabré dónde está mi voto, porque estoy segura que mi candidato hizo lo imposible por cuidarlo y espero que pronto nos enseñen las pruebas irrefutables que demuestran que don Fabio Gadea es el presidente electo constitucional.

Don Fabio: le pido que divulgue las pruebas para que así no haya duda de lo que estamos seguros y “que se haga la luz.”

Lourdes Chamorro César.
Publicado en La Prensa, 21 de diciembre 2011.
(http://www.laprensa.com.ni/2011/12/21/voces/84506)

¿Dónde está mi voto?

El pasado 9 de noviembre hice uso de la dirección de la página web, que el mismo Roberto Rivas compartió el día domingo después de la votación, en su comparecencia en televisión. Supuestamente en ese sitio web encontraríamos los detalles de la votación acaecida este 6 de noviembre del 2011.

Pasé un buen rato tratando de entrar a algún sitio, que no fuera solamente el de la primera página. Me fue imposible. Solamente alcanzo a ver los porcentajes generales y las gráficas solitarias, donde prevalece la torre rojinegra, como símbolo del inmenso fraude que se habría cometido este domingo 6 de noviembre del 2011, en la historia tormentosa de mi Nicaragua.

Cito íntegramente un fragmento del artículo de LA PRENSA: “UE deplora violencia poselectoral en Nicaragua”, el pasado jueves 10 de noviembre del 2011, donde encuentro respuesta a mi infructífera búsqueda: “La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, respaldó hoy en un comunicado el informe preliminar de la misión de observación electoral de la UE, que denunció la falta de “transparencia y neutralidad” en las elecciones, en las que resultó reelegido el presidente Daniel Ortega”.

Y de este otro artículo en la publicación electrónica de Confidencial Internacional “Ros-Lethinen: Comicios en Nicaragua son una farsa”, del 10 de noviembre del 2011, que me dice que nunca sabré dónde está mi voto:

“La presidenta del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Ileana Ros-Lehtinen, tildó hoy de “farsa” los comicios celebrados en Nicaragua, en los que fue reelegido el presidente Daniel Ortega.

Después de leer sobre lo que dice Catherine Ashton, Ileana Ros Lethinen y muchos otros más, estoy ahora más que convencida que jamás me será posible saber dónde está mi voto. ¿Dónde está el detalle de los resultados por JRV? ¿Dónde está mi voto?

Y como una especie de parangón, no puedo dejar de traer a colación la transparencia y honestidad con que el expresidente Enrique Bolaños nos está entregando en su Biblioteca Virtual el legado valioso y patriótico, no solo de su período presidencial, sino de miles de documentos que cuentan nuestra historia. Cada enlace rotulado es accesible, cada detalle es transparente, y todo el esfuerzo de un solo hombre para enseñarnos el camino a la libertad, para retomar los valores que nos hacen acreedores de esa autoridad moral, como solamente la transparencia y la honestidad nos la pueden brindar, todo, todo, está ahí, al alcance de un simple click.

¿Por qué el Consejo Supremo Electoral hace tan difícil la búsqueda de mi voto? Catherine Ashton, Ileana Ros Lethinen me han dado la respuesta, la misma que he escuchado de muchos labios, de muchas plumas, de miles de nicaragüenses burlados y decepcionados, desde el pasado domingo 6 de noviembre del 2011.

Por Lourdes Chamorro César
Publicado en La Prensa, 14 de noviembre 2011
(http://www.laprensa.com.ni/2011/11/14/voces/80637)

La Granadilla

“El pasado nunca se muere, ni siquiera es pasado.”
William Faulkner.

 …Viviamos los tres meses de vacaciones en la hacienda. Jamás quería regresar a la ciudad. Llegábamos al portón de la hacienda donde había un gran rótulo con el nombre “La Granadilla”, sobre un marco rústico. Encima y bordeando el marco, había una enredadera de tiguilotes. Sacábamos las manos para arrancar una ramita y comerlos. No me gustaban, me dejaban la boca tetelque, pero era parte del ritual de todos los viajes. Era una casa hacienda hermosísima de cuatro corredores. Habían dos cuartos y solamente un baño. La cocina era de leña y nos encantaba meter entre las brazas las semillas de marañón, para después de tostadas las pudiéramos quebrar con una piedra y saborearlas. Enfrente de la casa, había un inmenso y legendario palo de mamón. Era mi favorito. Era aquí donde los campistos amarraban los caballos. No podíamos comer mamones, a no ser que nos pusiéramos un vestido viejo ya manchado de varias cosechas de mamones. …[1]

Llena de nostalgia, he leído en el suplemento Revista un artículo titulado “El sabor de la vida cotidiana”  (2 de febrero del 2006), el cual ha intensificado mi sentir y los recuerdos. Mis muertos, a los cuales les he dado vida en la obra de teatro “El Palo de mamón”, cuyo escenario es una réplica de ese maravilloso rincón ubicado en las faldas del volcán Mombacho, hablan hoy conmigo.

En nombre de ellos quisiera preguntarles a los Sandinistas: “por qué nos arrebataron la Granadilla? Por qué? Ah! Era demasiado hermosa para no quedarse con ella…eran 900 y pico de manzanas, donde la magia y la armonía, se confabulaban para hacerme creer que ahí, en ese lugar, pudo haber sido el Paraíso Terrenal. Y en nombre de mis muertos, les cuento hoy, que aunque nos hayan arrebatado “La Granadilla”, aunque hayan cortado de un tajo mi palo de mamón, no pudieron arrebatarme el orgullo de haber vivido los mejores momentos de mi infancia en ese paraíso;  ni la oportunidad que la vida me ha dado para recuperarlo todo atrapando para siempre los recuerdos en “El Palo de Mamón” que jamás tampoco nadie me podrá arrebatar.


[1] “Mis primeros 20 años de vida.” Narrativa de donde salió mi obra de teatro.

 

Carta abierta a Don Enrique (parte II)

—–Original Message—–
From: @presidencia.gob.ni
Sent: Viernes, 10 de Diciembre de 2004 05:47 a.m.
To: Lourdes Bolaños; Lourdes de Bolaños
Subject: Lindo mensaje de mi nuera – lleno de cariño y estímulo

Lourdes:

Vos sabés que me levanto de madrugada, pero tenía que trabajar en tres importantes discursos de ese día, uno al ejército y otro el mensaje a la nación. Distraído, no me di cuenta de tu carta abierta publicada en La Prensa. Pero cuando me lo dijeron, corrí a leerla y me sacó lágrimas que tuve que contener ante los demás. Tu mensaje está lleno de pensamiento patriótico profundo y también de estímulo a mí, que a veces me parece que no he cumplido mis promesas, no por falta de empeño, sino por mi incapacidad de vencer las dificultades y estorbos que he encontrado en el camino. Me estimula saber que crees que ya cumplí… eso es un gran estímulo.  

En este preciso momento también estoy viendo CNN y presenta las listas de los países más corruptos, según encuestas hechas por Transparency International: Ecuador, Bolivia, India, Argentina, Brasil, Costa Rica, etc., pero ya no aparece Nicaragua entre ese hit parade. ¡Qué coincidencia! 

Mucha gente te ha leído.  Anoche me encontré con Miguel Cuadra (chinandegano) y me pidió que te felicitara en su nombre. ¿Qué mejor estímulo?

Love,

Tu suegro EBG

Carta abierta a Don Enrique (parte I)

Carta abierta a Don Enrique.

Si ser un animal político significa ser corrupto…Si ser un animal político significa ser egoísta y tambien significa guarecerse en un pacto burlando la voluntad del pueblo y significa comprar voluntades con dinero ajeno y significa vestirse de cordero y chantejear a la justicia y truncar sueños reales por realidades corruptas…entonces yo levanto hoy mi frente en alto y mis hijos mañana la levantarán tambien con orgullo, sabiendo que su abuelo no fue jamás un animal político, sino un hombre con un sueño desinteresado…un hombre que mas de alguna vez soñó con una Nicaragua digna  donde sus hijos y los hijos de sus hijos pudieran habitar con dignidad…

Don Enrique, no desfallezca. Usted ha cumplido. Deje que sea el pueblo de Nicaragua el que decida por su destino, pues cada pueblo tiene lo que se merece. Deje que la historia escriba la última palabra. Deje que nos sintamos orgullosos de Ud. No sea jamás un animal político. Sea quien siempre ha sido…pues no hay mejor herencia que la honradez, ni mejor legado que la valentía de haber luchado hasta el final para realizar un sueño…un sueño que Ud. soñó y que deberíamos haberlo soñado todos…

Lourdes Chamorro de Bolaños
Publicado en La Prensa, 10 de diciembre de 2004

Alas

Cierro los ojos y
Vuelo.

A veces mis alas me llevan al sol,
a veces corto una estrella,
otras reclaman mi ambición
y a veces no vuelan.

Despierto y
me doy cuenta que no las tengo.

Lourdes Chamorro César

Hilando destinos

Supe de ti
después de muchos años.
Me contagió tu nostalgia,
sentí celos de tu soledad.

Quise acompañarte
con un poco de la mía.
Fue imposible,
no la encuentro,
no la conozco.

¿Qué es la soledad?
¿Dónde la puedo encontrar?

Lourdes Chamorro César.
Managua 10 de enero de 2012

Mi áncora

Soy ambiciosa de la palabra,
loca del espíritu,
rebelde de mi cuna,
soñadora de la ilusión.

Mas tengo un áncora
que es mi equilibrio:
Ancla silenciosa y sabia
cuerda y certera.
Su cuna le alaga,
su mundo no niega.

A ella me cierno,
a ella me inclino,
la admiro,
la cuido
y a ella me debo.

Lourdes Chamorro César.

Escepticismo

Abro mis ojos
y observo
lo que gira a mi alrededor.

Ecuentro huracanes,
agitados volcanes,
maremotos,
guerra entre seres queridos
o que en un tiempo lejano,
alguna vez, se amaron.

Y me pregunto
¿Qué es?
¿Existe el amor?
¿Qué es?
¿Vendrá mi turno, alguna vez?

Lourdes Chamorro César